miércoles, 21 de septiembre de 2011

CARA A CARA: Budismo zen y budismo tibetano

¿Has oído hablar de la meditación? ¿Resulta muy complicada su práctica? ¿Es adecada para tí? ¿Qué beneficios aporta? Descubre las respuestas a estas y otras de las principales incógnitas sobre el arte de meditar en este cara a cara entre budismo zen y budismo tibetano.




10 preguntas a la meditación zen

Entrevista a Pedro Taiho Secorún. Nació en octubre de 1955, es el responsable del Centro Zen de Barcelona. Miembro fundador del dojo de Barcelona, comenzó su práctica en 1979 al conocer la enseñanza del Maestro Deshimaru. En el año 1983 fue ordenado monje por Étienne Mokusho Zeisler convirtiéndose en su discípulo. Actualmente practica bajo la dirección del maestro Dosho Saikawa Roshi, de quien ha recibido la transmisión del Dharma (Shiho).

¿Cuáles son los orígenes del budismo?
Todo el budismo proviene del despertar de Buda sentado bajo el árbol donde alcanzó la iluminación. El Zen actualiza el despertar de la conciencia de Buda en cada persona, aquí y ahora, en nuestra vida.
Fue enseñado por Buda en la India, posteriormente introducido en la China por Bodhidharma en el siglo VI, implantado en Japón por Dogen en el siglo XIII.

¿Qué es?
El Zen es la práctica del despertar, de la intimidad con uno mismo, con el Buda que todos somos, con nuestro ser original que está ahí pero que a menudo no lo percibimos enredados como estamos en nuestras propias ilusiones. Básicamente es una practica del despertar, Buda quiere decir exactamente “el que ha despertado” a la realidad tal cual es.

¿Cuáles son sus características principales?
Es una experiencia no una creencia. Hay que realizarlo en nuestra vida, practicar, con todo nuestro cuerpo y mente. No hay dogmas, no hay obligaciones, solo un camino correcto que hemos de descubrir y que está bajo nuestro pies. El zen es la práctica de la transformación del ser.

¿En qué consiste su práctica?
El zen se basa en la práctica de zazen (meditación). Sentados en la postura justa, la respiración se vuelve tranquila y natural y la actitud de la mente entre la concentración y la observación. Plena conciencia sobre nuestros pensamientos actos y palabras. La actitud de la mente durante zazen es la actitud de la no-identificación. Durante nuestra práctica de zazen numerosos pensamientos y emociones aparecen, pero hay que observarlos y dejarlos pasar sin agarrarse a ellos, sin perseguirlos, continuando su flujo incesante. Tampoco hay que rechazarlos ni intentar ocultarlos. En nuestra práctica no hay nada que perseguir ni nada que rechazar. Si obramos así, tanto pensamientos como emociones acaban siendo como nubes en el cielo que pasan, y la conciencia que está más allá del pensamiento y del no pensamiento aparece. La no-identificación con los propios pensamientos nos permite volver a la condición original, a la realidad de nuestra vida en unión con todo el universo, a la no dualidad. Al estar en armonía con la verdadera naturaleza de nuestra existencia aparece una gran libertad interior.
Intentar hacer el bien, evitar que el mal aparezca, practicar la generosidad.

¿Quién lo puede practicar?
La vía del zen es abierta a todo ser humano. Todo el mundo puede practicar la meditación zen, zazen, es igual si es cristiano, judío o de cualquier otra religión, de hecho hay gente de esas religiones que practican el zen.
El zen, repito no tiene dogmas, es una vía hacia la liberación de nuestra ignorancia que pasa por la experiencia de la unidad a través de la práctica.

¿Se puede practicar en cualquier lugar?
En cualquier lugar. De todas maneras se aconseja la practica de zazen en un lugar tranquilo y ventilado, pero a veces no es posible y se puede practicar en medio del ruido igualmente. La práctica del zen va más allá de la meditación sentada, es una práctica que nos lleva a la plena conciencia en nuestra vida cotidiana. El lugar es aquí y el momento es este.

¿Hay un tiempo mínimo o máximo recomendado para la práctica?
No hay regla fija, pero habitualmente solemos hacer dos periodos de media hora o 40 minutos.

¿Podrías hablarnos de sus beneficios y contraindicaciones?
Paz y tranquilidad. Profundidad de visión. Se ha demostrado que desintoxica el cuerpo, que aumenta el grado de serotonina en el cerebro, etc. Se han demostrado algunos efectos de la meditación sobre el ser humano pero zazen es una práctica sin meta que nos lleva hacia lo más profundo de nosotros mismos. Meditamos porque meditamos, no porque esperamos nada del hecho de meditar. No hacemos zazen por conseguir beneficios.

No existe ninguna contraindicación en especial, de todas maneras no se aconseja hacer zazen a quien tenga alguna enfermedad psíquica grave.

¿Cuál es la principal diferencia respecto a la meditación tibetana?
Zazen es una meditación budista que se remonta al momento primigenio cuando Buda despierta. Esta meditación, zazen, consiste en dejar pasar los pensamientos y emociones, no apegarse a ellos, y volver continuamente al momento presente. Es una práctica de despojamiento, de abandono. No hay dirección guiada, no hay que conseguir nada ni rechazar nada, no jugamos con nuestro pensamientos ni con nuestro cuerpo, simplemente hay que observar y abandonar. Y volver a la respiración, a la plena conciencia de la respiración, de la postura y del momento presente.

¿Qué similitudes encuentras entre la meditación Zen y la meditación tibetana?
Ambas tienen como finalidad mental el auto conoci-miento y la paz interior.

Centro Zen de Barcelona: c/ Castillejos, 274 baixos, 08025 Barcelona.
Mail: infozen@zenbar- celona.org. Web: www.zenbarcelona.org




10 preguntas a la meditación tibetana

Entrevista a Venerable Thupten Wangchen. Nació en la villa de Kirong (Tíbet), en 1954 y, desde 1994 (año de su fundación), dirige la Casa del Tíbet de Barcelona bajo las indicaciones y recomendaciones de S.S. Dalai Lama. Casa del Tíbet nace con la finalidad de ampliar la difusión de la cultura tibetana y los derechos humanos, así como la colaboración y solidaridad con la comunidad tibeta
na en el exilio. Lama Wangchen, que desde los 16 años dedica su vida a profundizar en el estudio de la filosofía budista, se dedica enteramente al proyecto después de 1891, año en el que visitó España por primera vez.

¿Cuáles son los orígenes del budismo?
Sabemos que Budismo viene de Buda. Buda nació en Asia hace 2550 años en el reino de Lumbini (ahora Nepal). Nació en la figura del príncipe Siddharta, quien tenía todas las cosas dentro de su palacio: felicidad, sonrisas, disfrutaba la vida. Pero cuando salía a la calle veía mucho sufrimiento y pensó: ‘yo soy uno que está disfrutando demasiado y los demás que están fuera en la calle están llenos de sufrimiento: sufrimiento de la muerte, sufrimiento del nacimiento, sufrimiento de enfermedades, etc. Que lástima, yo quiero saber por qué la gente sufre, por qué tienen enfermedades, por qué mueren’. Entiende que no hay respuesta dentro del palacio y decide escapar para buscar la verdad. Estuvo meditando intensamente durante 6 años. Sobre el origen y las causas principales del sufrimiento, el dolor en los seres humanos y en los animales. Encontró que, debido a las emociones negativas: la ignorancia, el odio y el apego se crea mucho karma negativo. La emoción negativa produce sufrimiento. En cambio la compasión, el amor a todos los seres, la paciencia y la tolerancia producen fuerza interior y construyen más paz y tranquilidad. Al encontrar estas respuestas en su interior alcanzó el estado de iluminación y perfección.

¿Qué es?
Meditar es cultivar la mente, desarrollar la comunicación interior para el beneficio de los seres vivos. Nosotros siempre tendemos a ver hacia fuera, proyectar hacia fuera. Después, internamente nos sentimos vacíos e infelices, siempre queriendo más. Por lo tanto la meditación es buscar conocerte más, cuidar tu interior y reflexionar sobre lo que piensas, lo que haces y cómo hablas: cuerpo, palabra y mente en presente. Vivir en el presente es muy interesante.

¿Cuáles son sus características principales?
Busca la transformación de la mente, a través de las visualizaciones y la dedicación al beneficio de todos los
seres. Se busca aquietar la mente con la intención de
suprimir las emociones negativas y desarrollar los aspectos armoniosos del amor y la compasión hacia los demás.

¿En qué consiste su práctica?
Hay muchos niveles de meditación: desde los principiantes hasta los más avanzados. A un nivel muy básico es importante la postura física: sentarse cómodo, con la columna vertebral recta, con los ojos cerrados pero relajados, los hombros relajados pero no muy abajo (encorvados), idealmente con las piernas cruzadas y respirando normalmente. Concentrar la mente en la respiración: atento a cómo entra y cómo sale el flujo de aire. En ese momento la mente no tiene espacio para distraerse en otra cosa. Una vez que hayas calmado la mente, hay más trabajo: la visualización o la inspiración en algo positivo: ayudar a los demás, compasión hacia otros, eliminar el sufrimiento en otros seres, incluso los animales... si la mente se cansa por no estar acostumbrada, puede ayudar recitar el mantra Om mani padme hum y así la mente se va relajando poco a poco.

¿Quién lo puede practicar?
La puede practicar cualquier persona que busque mejorar, aunque es normal que la gente que no sepa nada de nada de budismo le cueste entender la meditación, así como aalguien que no sabe nada del catolicismo le resulta complicado entender su doctrina. La meditación es para todo el mundo: lo más importante es la comunicación interior y que tu mente, tu conciencia sienta algo espiritual: el valor y el beneficio para todos los seres. Después, a medida que vas aprendiendo las enseñanzas con lecturas y Lamas puedes incorporar más cosas.

¿Se puede practicar en cualquier lugar?
Por supuesto. Una vez que ya sabes cómo meditar, así como el propósito y motivación correcta para la meditación, no importa el lugar. Puede ser en el pico de una montaña, en la playa, en casa, en el sofá o en la cama. La meditación no tiene lugar.

¿Hay un tiempo mínimo o máximo recomen dado para la práctica?
Depende de cada quien. Para empezar se recomiendan sesiones de 10 a 15 minutos en la mañana, igual tiempo al mediodía y en la noche. Si empiezas con 1 o 2 horas de meditación te va a cansar y te va a quitar las ganas. Todo tiene que empezar poco a poco e ir incrementándose hasta llegar al estado de un monje que puede meditar 5, 6 u 8 horas.

¿Podrías hablarnos de sus beneficios y contraindicaciones?
En primer lugar, conocerte mejor a ti mismo. Esto significa cambiar tus actos; es decir, como tú deseas la felicidad y la paz, así mismo los demás seres humanos desean la felicidad y vivir en paz. Así como tú no quieres recibir críticas ni daño de otros, tampoco los otros quieren recibir daños y malas actuaciones o críticas; por lo tanto generas la conciencia y buscas no hacer daño. Es lo que las enseñanzas definen como ‘la auto moral’: ser menos egoísta y ser más de los demás; hacer el bien y no el hacer mal. A nivel salud física: si tienes algo espiritual, si te conoces mejor a ti mismo, el tener una mente sana produce más felicidad, más sonrisa, eres más abierto y menos fanático o sectario. Aunque puedas estar enfermo siempre estás feliz, transmites alegría y el dolor se aminora. Cuando la mente está muy triste, el cuerpo también se deprime y siente más dolor. Cuando entiendes la impermanencia de todo, sabes que el dolor es temporal, por lo que le quitas la intensidad a ese dolor que tienes y te animas.

Nada dura para siempre y este concepto siempre anima; entiendes que todo pasa. En cuanto a las contraindicaciones, todo el mundo puede practicar la meditación pero si es importante hacerlo gradualmente. Para prácticas muy elevadas hay que tener más práctica y más enseñanzas. En principio se medita sin visualizar divinidades y cosas complicadas, esto sería peligroso. Es como el niño que no puede ir a la universidad sin pasar antes por el colegio. Nosotros decimos que este proceso es como el paso de la tortuga: camina despacio, muy despacio, pero finalmente, con constancia, llega a donde se propone.

¿Cuál es la principal diferencia respecto a la meditación Zen?
El Zen, o escuela Theravada, piensa más en la presencia, en lo más cercano. Meditan para la autoliberación personal: ‘yo quiero liberarme’, ‘yo quiero tener Nirvana’, ‘yo quiero felicidad’, ‘yo no quiero tener problemas’. Ese ‘YO’ es bastante fuerte y al mismo tiempo ‘si no tengo YO no puedo dar a nadie’. Esto es muy lento, es como una carretera con muchas curvas, pero al final llega. La motivación es de autoliberación. Al mismo tiempo no se complican con visualizaciones de budas con muchas caras; son simplemente como una pared blanca: vaciando la mente, sin concepto. Vaciar la mente para no tener conflictos o preocupaciones. El camino del budismo tibetano es más recto; desde el principio piensas que los demás son más importantes, visualizas los budas, envías luces, para lo cual se requiere entrenamiento.

El budismo tibetano es como una tienda por departamentos: hay muchos niveles con muchas cosas para toda clase de personas. Todas las enseñanzas de Buda están compiladas dentro del paquete del Budismo Tibetano, por lo que la gente puede escoger lo que quiere o lo que necesita.

El Budismo Zen es muy bueno, hacen el bien y no hacen el mal, pero sería comparable con una farmacia en la que sólo consigues medicamentos.

¿Qué similitudes encuentras entre la meditación Zen y la meditación tibetana?
El propósito es el mismo en cualquier tipo de meditación: calma mental y autoconocimiento.

Fundación Casa del Tibet: c/ Rosselló 181, bajos, Barcelona 08036.
Mail: info@casadeltibetbcn.org Web: www.casadeltibetbcn.org




5 comentarios:

  1. “El zen participa, como el budismo tibetano, del gran vehículo Mahayana (y no Theravada, que es el pequeño vehículo o Hinayana) y por lo tanto su máxima aspiración es la liberación de todos los seres. La actitud ideal del zen es la del Bodhisattva, que, como un capitán de navío a la antigua usanza, se compromete a no abandonar la nave (el mundo de las ilusiones) hasta que el ultimo ser lo haga: esa es la única tortuosidad del camino del zen.”

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  2. El Budismo Zen pertenece al vehículo Mahayana, Coincido en todo con Boris Nicanor. Me extraña el grado de desinformación que tiene el entrevistado que responde sobre las diferencias del Budismo Tibetano con el Zen.

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